En los últimos años se ha producido un cambio fundamental hacia la práctica de hábitos más sostenibles.
El sector financiero puede desempeñar un papel importante en la consecución de un futuro más sostenible.
Bancos, fintechs y plataformas de open banking pueden aportar más visibilidad sobre el impacto de los hábitos de consumo en el medio ambiente.
En los últimos años se ha producido un cambio fundamental hacia la práctica de hábitos más sostenibles en las sociedades. Desde la reducción del consumo de plástico hasta el uso del transporte público, pasando por la elección de marcas que utilizan materiales sostenibles, estas iniciativas van en la dirección correcta. Pero esto no es más que la punta del iceberg. En última instancia, los consumidores y las empresas deben ser capaces de hacer más.
Con la COP26, conferencia de la ONU sobre el cambio climático, y los países de todo el mundo sintiendo la presión que supone cumplir los compromisos de cero emisiones netas, ya no basta con hablar de sostenibilidad. Todo el mundo y todas las empresas se enfrentan al reto de reducir las emisiones de carbono.
Algunos sectores industriales, como por ejemplo el del transporte, la industria manufacturera, los productos de consumo inmediato (FMCG) y el sector energético, siempre han tenido un papel relevante en la reducción de su impacto ambiental. Ahora es cada vez más importante que el sector financiero desempeñe un papel más importante en la consecución de un futuro más sostenible.
Los consumidores y las empresas de hoy están cada vez más concienciados con el medio ambiente a la hora de realizar sus compras, pero aún les cuesta entender qué huella de carbono producen. Al fin y al cabo, solo tienen una visión limitada sobre el impacto medioambiental de aquello en lo que gastan su dinero. Afortunadamente, el open banking ofrece una solución para que los servicios financieros contribuyan a un cambio positivo, al proporcionar una mayor claridad que permite a las personas y a las empresas ser más respetuosas con el medio ambiente.
El sector financiero maneja grandes cantidades de datos, algo especialmente evidente en el caso de los bancos orientados al consumidor. Según la Autoridad Bancaria Europea, el año pasado se produjeron 101.600 millones de transacciones (excluyendo aquellas en efectivo) en la zona euro, lo que ofrece interesantes oportunidades de análisis.
Las cuentas corrientes, por ejemplo, son una fuente de información diaria: incluso de una sola transacción pueden derivarse una enorme cantidad de datos sobre el gasto en energía, viajes o compras. Al combinar, categorizar y analizar miles de millones de transacciones, el open banking permite a las entidades financieras obtener más información de los datos de sus clientes. Los bancos y las fintechs pueden identificar patrones y proporcionar a las empresas y a los particulares todo tipo de información práctica. Estos datos se pueden utilizar para ayudar a cambiar hábitos, haciendo recomendaciones para reducir la huella de carbono.
Este enfoque funciona. Las empresas de servicios financieros inteligentes están vinculando el análisis de la huella de carbono a los patrones de gasto actuales y futuros. De este modo, los bancos y las fintech, en colaboración con las plataformas de open banking, pueden mostrar a los clientes y a las empresas cómo su consumo afecta directamente al medio ambiente.
La startup francesa Greenly ya lo está consiguiendo. Esta empresa hace un seguimiento automático sobre el impacto de los gastos que realiza una persona o una empresa y crea un cuadro de mandos que le muestra cómo puede reducir su huella de carbono. Al agregar las transacciones de las cuentas bancarias en toda Europa, Greenly puede ofrecer un seguimiento de la huella de carbono de particulares y empresas, ya sea a través de su aplicación o asociándose con los bancos para realizar este seguimiento directamente en sus cuentas bancarias.
En Suecia, Svalna también ayuda a los consumidores a reducir su huella de carbono. Su aplicación, que utiliza el producto Transactions de Tink, analiza los datos financieros para ayudar a los usuarios a comprender el impacto medioambiental de sus compras diarias y a realizar cambios sencillos que generen una gran diferencia para el planeta.
Por su parte, la empresa sueca Gokind ha presentado el primer "programa de fidelización para el planeta" del mundo. Al combinar los datos de sostenibilidad de las marcas con las propias transacciones de los usuarios, éstos ganan "créditos de impacto" por cada compra sostenible que realizan. También, la plataforma alemana de recibos digitales epap ha desarrollado una alternativa sostenible a los recibos de papel que permite a los usuarios conectarse a su cuenta bancaria y obtener una visión general en tiempo real de sus saldos, recibos e historial de compras.
Estos son algunos de los casos de uso más innovadores de nuestros socios, que están ayudando a las empresas y a sus clientes a ser más sostenibles. En el futuro, podría ser más fácil hacer un seguimiento más preciso del impacto medioambiental. Por ejemplo, los comercios online podrían empezar a etiquetar los productos para que su sistema de inventario muestre el impacto medioambiental que causa cada artículo.
Aportar más visibilidad a través de los datos puede ayudar a las empresas y a los consumidores a tener una idea más clara de su impacto medioambiental. Sin embargo, llegar a los objetivos de sostenibilidad no es algo que se pueda alcanzar de la noche a la mañana, sino que será un viaje largo y complejo. Nuestro objetivo es crear la infraestructura adecuada que ayude a resolver este reto, con asociaciones que crean esta superposición de datos financieros y con soluciones tecnológicas que se centran cada vez más en la resolución de este problema.
Además de ayudar a las empresas y a los consumidores a comprender mejor el impacto que tienen sus hábitos en el medio ambiente, el open banking también puede ayudar a las empresas de servicios financieros a cumplir sus requisitos normativos en materia de sostenibilidad.
El open banking constituye una parte importante de la solución, ya que permite a los bancos conocer la huella de carbono de sus clientes particulares y empresariales y, a su vez, comprender mejor la responsabilidad climática en sus balances.
Dado que los datos son esenciales a la hora de conseguir importantes beneficios medioambientales, está claro que el open banking puede ser un elemento que potencie este cambio, ofreciendo una alternativa para que los bancos y las fintechs ofrezcan servicios que realmente marquen la diferencia, utilizando los datos de las transacciones de una manera significativa.
Al aprovechar el open banking, los bancos se están convirtiendo en agentes del cambio. Como tal, es probable que se sigan formando asociaciones y colaboraciones intersectoriales entre los bancos y las fintechs. Estas asociaciones permitirán crear servicios que utilicen los datos de las transacciones para influir en las decisiones cotidianas y conseguir así una reducción en las emisiones de carbono. Y esto supone un importante punto de inflexión a favor de la sostenibilidad.
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